Jennifer Lopez no despunta en las listas con su primer disco en una década y se ha visto obligada a cancelar siete conciertos de su gira en EEUU por la poca venta de entradas.

Explicación oficial no ha habido. De momento, silencio. Pero parece evidente que algo no está funcionando como debiera en el tan ansiado regreso de Jennifer Lopez a los escenarios. O quizá sea eso, que en realidad no era tan ansiado. Patente ha quedado en el batacazo que supuso su entrada en el puesto 38 de la lista del Billboard y la lluvia de críticas negativas por su primer disco en una década, This is Me… Now. Después, la semana pasada se confirmó la cancelación de siete fechas de la gira que acompaña al álbum, con muchas entradas aún por vender en la mayoría del resto de conciertos previstos.

Ella misma parecía tener contemplado un escenario semejante. Lo dejó dicho en el documental que acaba de estrenar en Amazon, The Greatest Love Story Ever Told, y que formaba parte del gran paquete promocional del regreso de la diva boricua de El Bronx. «Ni siquiera tenía la obligación de hacer un disco», admite. «No es como que alguien estuviera clamando por el próximo álbum de J.Lo».

Y así parece que ha sido. La década transcurrida desde su disco anterior, A.K.A, no le ha sentado bien a su carrera. Más ha llovido desde que viera la luz This is Me… Then, el trabajo que incluía dos de sus más importantes éxitos hasta la fecha, All I Have y Jenny From the Block, una suerte de letargo que ni la intensa campaña publicitaria está logrando enterrar.